lunes, 23 de febrero de 2009

María, un cuento

María siente desde hace un mes un dolor pequeño pero intenso, in crescendo, en una de las costillas de su cuerpo menudo y frágil, en el lado izquierdo. A pesar de que dos médicos y varias radiografías han establecido un diagnóstico claro -fisura de un pequeño cartílago cercano al esternón- María sigue convencida de que en realidad le duele el corazón. Los Ibuprofenos ayudan, pero no impiden. La energía de los chacras, el Reiki y el poder mental alivian, pero no impiden.

Un reencuentro doloroso y una despedida tuvieron la culpa. Au revoir, Michel, au revoir, el dedo de Jean Paul Belmondo bajando de sus labios a los ojos de María, que no quería ver la realidad, al final de la escapada, al final del viaje.

Desde entonces imagina su corazón, se desdibuja y se desdobla María. Lo coge con cariño entre sus manos y le susurra palabras dulces. Sabe que sólo cuando sea capaz de cerrar la pequeña herida roja del ventrículo derecho, dejará de doler. Por eso le anima y le consuela.

Mientras tanto su médico, el doctor Fregato, ajeno a la poesía, le pide esfuerzo y memoria. “Seguro que te diste un golpe físico, tienes que acordarte”.

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