miércoles, 4 de febrero de 2009

Romper el círculo

Ahí va una teoría y hasta una obsesión. Se me ocurrió viendo la película “El intercambio”. Sí, ésa, la primera en la cola de los Oscar, la de Clinty y Angelina y el niño perdido que nunca apareció. Mientras chapoteaba angustiada en la historia, vi clara la opresión de los círculos y la importancia de romperlos, de ser la persona que, cuchillo en mano, se carga la línea curva, sopla el humo hasta deshacerlo, suelta la mano del corro de la patata, deshace la cadena. Esos pequeños gestos de valentía cotidianos que reconcilian al mundo con lo que podría ser. Pongo algunos ejemplos sobre lo que quiero decir.


- Romper el círculo es acercarse a hablar , delante de toda la oficina, con esa compañera amiga de nadie, a la que están apunto de despedir, la de los comentarios seguidos por largos silencios. Y felicitarle por su trabajo.
- Romper el círculo es ser la primera en descojonarse del traje nuevo del emperador.
- Romper el círculo es señalar la mancha negra en el vestido blanco, aunque sea mucho más cómodo ignorar que exite.
- Romper el círculo es ver una serpiente comiéndose un elefante en lugar de un sombrero.
- Romper el círculo es coger a un ex novio de la mano, sentarle frente a ti encima del edredón granate de la cama, mirarle a los ojos, respirar hondo, olvidar tres meses de palabras a medias y tirarse en plancha a la verdad: “Esto es lo que hay. Todavía te quiero”.

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