martes, 14 de abril de 2009

Que siga el misterio

Yeats decía que si intentas explicar un arcoiris, lo destruyes. Hay cosas que es mejor no entender. Ray Loriga, totalmente de acuerdo con nosotros, lo escribía este domingo en El País.

"Ahora resulta que no murieron por amor, ni Silvia, ni Mariano José, ni Cessare. Ahora una gente muy lista ha descubierto por fin la verdadera causa de sus males. Plath era bipolar, a Larra le dolía España, a Pavesse dos neuronas le pusieron la zancadilla en Taormina. Al final uno no es dueño ni de las razones de su muerte. La tristeza es confusión, el mal de amores se puede reproducir químicamente en un laboratorio de Wisconsin, el universo da vueltas en Bélgica, debajo de la hierba. También puede ser que seamos precisamente lo que no aparece en las radiografías. Eso que decía Foster que se perdía en la traducción. O las manos tan pequeñas de E. E. Cummings, que, gracias a su tamaño diminuto, desafiaban a todas las lluvias. Cuando Lawrence de Arabia se convierte en geopolítica, puede que de pronto el desierto ya no valga para nada".


2 comentarios:

  1. hay quien intenta explicarlo todo, pero no siempre hay razones o causas tangibles, empíricas... quien no cree en una pizca de magia, se dará de bruces con ella y será cuando no haya palabras.

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  2. Sí, de acuerdo cien por cien.

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