martes, 6 de octubre de 2009

Estrellas

El camión de la basura se paró en el cruce de las calles Antracita y Bronce. Ya habían dado las dos de la mañana y la noche era fría y sin luna, las nubes se escurrían en la oscuridad como si el cielo fuese un enorme desagüe, el desagüe del mundo. Las luces de las ventanas permanecían apagadas y el viento arrastraba la arena de las obras cercanas, de los edificios construidos sólo a medias en tiempos de bonanza económica. El conductor del camión se bajó, encendió un cigarro y se adentró en el parque cercano, al lado del Planetario. El vehículo todavía en marcha descargó una tonelada de estrellas. "Mariposas de luz", pensó Luna desde su cama-cuna, en los brazos de la madre. "Estrellas fugaces", me dije yo.

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