viernes, 23 de octubre de 2009

Despedidas

- No quiero que te vayas.

En el peor momento a Marina le salió esta frase, casi sin querer, y después no pudo dejar de decirla, mientras el metro llegaba, se iba y volvía a llegar. Sentía que estaba repitiendo una conversación tan vieja como el mundo. El hombre parte, la mujer suplica. Sentía que no tenía derecho. Sentía que se iba a arrepentir. Sentía que estaba bombardeando los cimientos de las ruinas de un comienzo. Sentía que estaba sola en el drama. Sentía que tenía que dejar de hablar, “por favor, basta ya”, sentía que no quería ser esa mujer, la memoria de todas las otras, la voz de la prehistoria. Sentía que no podía resistir una despedida más. Sentía que era culpable.

- No quiero que te vayas. No quiero que te vayas.

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