viernes, 26 de junio de 2009

Mi primera vez

Parece ser que hay que probarlo todo aunque sólo sea una vez en la vida. Esta teoría, pelín peligrosa, no hace falta tomársela al pie de la letra. Hay que empaparse de su espíritu solamente. Empapadísima, me fui en París al Café Temeraire para que me leyesen por primera vez el Tarot. Es difícil descubrir tu futuro en francés rodeada de desconocidos y con muchísimo sueño. Pero hay buenas noticias. Parece que voy a encontrar el amor si consigo deshacerme de todos los pendejos que han pasado por mi vida en los últimos años. Bueno, sí, estoy de acuerdo, de acuerdísimo incluso. Una vez que lo haya conseguido y supere esta encrucijada vital, entierre los fantasmas de hombres claros de ojos verdes y barbitas de medio pelo, y me decida a avanzar, en cuanto deje de mirar al género masculino con mi increíble escepticismo basado, parece ser, en mis propios prejuicios y no en la realidad, alguien me espera. ¿Cuándo? Bientôt, muy pronto. ¿Quién? Un homme vieux et savant qui va t´apprendre le vrai amour, arrete avec les enfants, s´il te plaît, Amaia, c´est fini avec les enfants. Tendré que resignarme a la belleza. Que venga entonces mi sabio envejecido, el ermitaño del Tarot. Le espero, te estoy esperando.

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