jueves, 7 de mayo de 2009

Luna Lunera


Luna tiene cinco años, los ojos marrones, la cara redonda y blanca, un poco pecosa, el pelo castaño tirando a rojizo que le cae hasta los hombros. A Luna le encanta pasear por la orilla del mar y pararse delante de cada piedra y de cada concha, aunque haga mucho frío y yo le llame desde la orilla. “Bichito, ven ya, los pies se te van a convertir en dos cubos de hielo”. Es inútil. No porque Luna no sea obediente, que lo es, en fin, cuando quiere, sino porque si se concentra realmente en algo, cuando presta toda su atención a una cosa, no escucha ni ve ni sabe dónde está ni con quién. “La chirlita me está contando un secreto, Amaia, tengo que escucharla”. A Luna el mundo le apasiona, para ella es un gran baúl lleno de sorpresas que se renueva diariamente. Todo despierta su curiosidad, todo es un juguete, cualquier objeto guarda una historia.

Además es una niña valiente. Muy pocas situaciones le dan miedo. Mis advertencias le sirven sólo a medias. Lo suyo es el método empírico. Si la sopa quema, Luna tiene que quemarse. Si la tapia de piedra está muy alta, Luna debe experimentar el vértigo y el dolor en sus rodillas siempre llenas de heridas, y saltar. La opinión de los demás no le sirve. Los miedos ajenos no le tocan. Porque Luna es libre como el viento que tanto le gusta y no se guía por ninguna norma. Si le dejo vestirse sola, elige ropa de colores y la superpone, unos calcetines de rayas con un vestido a lunares y una chaqueta arco iris. Nada le da vergüenza, es tan positiva como los signos de exclamación, es una niña de acción, su amor por la vida es ilimitado.

El juego favorito de Luna es éste: enfrentarse al mundo cuando se intuye una tormenta. Asoma su cara entre los barrotes de hierro de la terraza y se queda de pie en mitad de la noche para que el aire le acaricie. Extiende los brazos y se deja mecer. Cierra los ojos. Es feliz. Nada le hace sentir mejor y su entrega es absoluta, virgen, intocada, inconsciente, pura. Da envidia verla. A veces le cojo la mano durante esos minutos y me dejo contagiar por su energía, nos mezclamos con la oscuridad y con el mundo. Somos dos cometas. Somos invencibles.

1 comentario:

  1. Dónde han quedado nuestros 5 años????... Luna tiene RAZÓN, gracias por abrirnos ojos...

    ResponderEliminar