miércoles, 11 de noviembre de 2009

Recordando

Podría sacudirme la pereza de estos pies tan cansados, pero hoy no quiero estrellas sino polvo de nubes. La cama, el cuarto blanco con la colcha de flores diminutas, el sol de otoño y la ventana inmensa. Y ella tan de verdad, tan frágil, tan enferma. Yo le digo adiós para que no se vaya nunca. Ella me perdona el final lleno de esquinas. Podría sacudirme la pereza del mundo de estos pies tan cansados, pero hoy no quiero estrellas. Sólo quedarme aquí muy quieta, recordar.

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