- Tienes los ojos cambiantes- le dijo él.
- Tengo los ojos miméticos- concedió ella- verdes, azules, grises o marrones. Según la luz, según el jersey con el que se me mire, según el momento del día o la estación del año o la década vital. Reivindico mis paradojas.
- Tus paradojas empiezan por tus ojos.
- Y terminan en el mar, a ser posible.
Hace 5 años
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