jueves, 30 de abril de 2009

Outsiders

Lo que más me gusta de la película de Benjamin Button es su defensa de la gente diferente, de los outsiders, los que se mueven en territorios mestizos, de los que se niegan a seguir el camino prefijado, de los que se empeñan en pensar. De los soñadores, de los optimistas, de los frágiles, de la gente que cambia y de la que se esfuerza por seguir siendo lo que es, lo que siempre fue. De los niños marginados en clase de gimnasia, de los buscadores, de los cazadores de estrellas fugaces, poetas, lunáticos. De los que han decidido vivir la vida como les da la gana. Sin puntos de partida ni de llegada. En mitad del camino.

lunes, 27 de abril de 2009

Presagios

Laura tenía la melodía en la cabeza desde hacía años. Desde hacía años la buscaba. Sabía que estaba asociada a una película, a una historia que le había impresionado en un cine a principios de los años 90. Sabía que había drama y erotismo, asociaba las notas a una pareja enlazada al borde del abismo. Eran sus únicas pistas. Primero pensó que tal vez se trataba de “Herida”, de Louis Malle, pero cuando por fin la consiguió en vídeo, decepción. Se había equivocado. Después recordó “El amante”, con la voz grave de Marguerite Duras: "A los 18 años ya era demasiado tarde". Las calles de Saigón y el sabor decadente de Indochina. Tampoco. Finalmente desistió. Durante años asoció aquellas notas al desamor, sin saber qué fibra de su subconsciente había quedado contaminada. Ni por qué imagen.

Hace diez días Laura compró el periódico un domingo por la mañana. Regalaban una película, “El cielo protector”. De pronto recordó, le vino a la memoria el día en el que fue al cine y se sentó con su novio, 16 años, en una sala de la Ciudad del Norte. Fue la primera vez que un chico la besó en la oscuridad. Fue la primera vez que reconoció el deseo físico en su cuerpo. Habían pasado 19 años desde aquella tarde.

Cuando introdujo la cinta en el DVD, allí estaba. La música, el drama, el erotismo y el adiós. Se dio cuenta de que la ruptura más dolorosa de su vida, muchos años después de la Ciudad del Norte, había sonado de la misma desgarradora manera. Malkovich y Debra Winger hacen el amor al borde de un precipicio, cerca de Tánger. Hablan del cielo protector y de que más allá se extiende lo desconocido. Y del tiempo limitado. Y del que parece infinito. Justo antes de algo terrible. Laura comprendió que la película fue un presagio que no supo interpretar, que se grabó en su memoria en forma de música para que no olvidase.

jueves, 23 de abril de 2009

Imanes

En mi frigorífico hay pegados varios imanes. La mayoría son cuadros que me gustan. Está Chagall, por ejemplo, con sus amantes y sus novias volando entre violines en un cielo azul oscuro. Están las flores y un campo de trigo de Van Gogh, una adolescente semi desnuda de Egon Schielle y también una de las típicas casitas de Ámsterdam que se compran en las tiendas de souvenir, un dibujo japonés, una pareja de vietnamitas amarillos vestidos de vietnamitas, y tres chapas que compré en un mercado de Shanghai, hace ya bastantes años. En estos tres últimos imanes, completamente blancos y cuadrados, simétricos, hay escritos varios caracteres chinos y debajo, en un tamaño más pequeño, su traducción al inglés: “Freedom”, “Happines” y “Wisdom”, la trilogía invencible de la filosofía oriental.

El orden correcto para mí sería Libertad para no ahogarse, para ser valiente y arriesgar, para cambiar, para intentarlo todo, para responsabilizarse y dejar abierta la puerta a lo imprevisible, Sabiduría para moderar los impulsos, para ver más allá, para encontrar el camino, y como consecuencia de todo eso, Felicidad.

martes, 21 de abril de 2009

Tic Tac


- Las vocaciones poéticas no hay que esconderlas.
- ¿Qué quieres decir?
- Hay que ser valiente para seguir un destino de poeta. No es fácil ser cazadora de estrellas.
- Es verdad.
- Las vocaciones gatunas tampoco se eligen ni son ningún chollo, si te sirve de consuelo.
- ¿Tu vocación es gatuna?
- Sí.
- ¿Qué significa?
- Uf... Por un lado soy una gata doméstica. Me encanta mi casa, mi espacio, que me dejen en paz, mi lugar, ronronear tumbada en el sofá los viernes por la tarde, después de remojarme en la bañera. Soy esquiva y un poco arisca al comienzo del amor o la amistad.
- ¿Lo eres?
- Sí, los desconocidos que por compromiso se cuelan en mi casa son un atentado violento contra mi intimidad. Tardo bastante en perdonarles. Pero por otra parte soy una gata callejera con tendencia a volverme salvaje. Me gusta por encima de todo mi libertad. Si intentan atraparme, huyo. Odio la rutina y la mediocridad, no soporto las mentiras. Soy coqueta y manipuladora. No hay nada que me guste más que romper las líneas rectas de la vida, abrir la ventana y escaparme por los tejados en las noches de luna llena, y ya puestos, también en las que no tienen luna.
- No eres fácil de domesticar.
- Durante unos meses o unos años, sí. Nunca para siempre. Llega un momento en que el reloj gatuno me empieza a sonar en el vientre y debo recomenzar la huída.
- ¿Ahora en qué fase estás?
- Tic Tac

Freud versus Jung

Parece ser que Freud murió entre espantosos dolores a causa de un terrible cáncer maxilofacial. Sin embargo Carl Jung, su más adelantado discípulo y más tarde colaborador, el que introdujo un poco de humanidad, alma, ética, poesía y divinidad en nuestro subconsciente, dejó la vida en su casa de campo suiza, diciendo: "Qué maravilla, qué maravilla". Tal vez nuestros pensamientos condicionen la realidad hasta límites que ni sospechamos. Yo, por si acaso, voy a intentar teñir mi imaginación de colores claros y escenas marinas.

viernes, 17 de abril de 2009

Una frase

"Cesa de definirte: concédete todas las posibilidades de ser, cambia de caminos cuantas veces te sea necesario". (Jodorowsky)

Se cierra el círculo

Ayer la niña más linda del mundo perdió mi anillo de plata. Sin querer. Se le cayó al estanque de las tortugas que desemboca en las alcantarillas de Madrid. Mi anillo de plata que compré hace un año y cuatro meses, en el preludio del amor. Full circle.

martes, 14 de abril de 2009

Ilimitado

"Como no sabemos cuándo vamos a morir,
llegamos a creer que la vida es un pozo inagotable.
Sin embargo, todo sucede sólo un cierto número de veces.
Y no demasiadas.
¿En cuántas ocasiones te vendrá a la memoria aquella tarde de tu infancia,
una tarde que ha marcado el resto de tu existencia,
una tarde tan importante que ni siquiera puedes concebir tu vida sin ella?
Quizás cuatro o cinco veces.
¿Y cuántas veces más contemplarás la luna llena?
Quizás veinte.
Y sin embargo, todo parece ilimitado".

"El cielo protector", Paul Bowles

Foto-poesía



“Mi vida en este punto es como un sedimento muy viejo en una taza de café y preferiría morir joven dejando varias realizaciones… En vez de ir borrando atropelladamente todas estas cosas delicadas…” (Francesca Woodman, fotógrafa)

Que siga el misterio

Yeats decía que si intentas explicar un arcoiris, lo destruyes. Hay cosas que es mejor no entender. Ray Loriga, totalmente de acuerdo con nosotros, lo escribía este domingo en El País.

"Ahora resulta que no murieron por amor, ni Silvia, ni Mariano José, ni Cessare. Ahora una gente muy lista ha descubierto por fin la verdadera causa de sus males. Plath era bipolar, a Larra le dolía España, a Pavesse dos neuronas le pusieron la zancadilla en Taormina. Al final uno no es dueño ni de las razones de su muerte. La tristeza es confusión, el mal de amores se puede reproducir químicamente en un laboratorio de Wisconsin, el universo da vueltas en Bélgica, debajo de la hierba. También puede ser que seamos precisamente lo que no aparece en las radiografías. Eso que decía Foster que se perdía en la traducción. O las manos tan pequeñas de E. E. Cummings, que, gracias a su tamaño diminuto, desafiaban a todas las lluvias. Cuando Lawrence de Arabia se convierte en geopolítica, puede que de pronto el desierto ya no valga para nada".


lunes, 13 de abril de 2009

La antesala de la felicidad

Ayer Eduardo Punset, desde la tele, hablaba sobre el amor y sobre los seres humanos. Decía que tenemos que aprender a disfrutar de la espera y que la felicidad muchas veces está en la antesala de la felicidad.

Los minutos antes de una comida espectacular, cuando ya puedes oler la mezcla de especias y fuego que llegan desde la cocina. Las semanas antes del viaje de tu vida, cuando lees y planeas y te imaginas. Y todo es todavía posible. La hora anterior al primer beso, cuando empiezas a pensar a qué sabrá y cómo y si se decidirá, y los nervios se acumulan en el estómago igual que la risa fácil. Los minutos en los que te libras del vestido y te quedas en bikini y observas el mar por primera vez después de todo el invierno. Y casi sientes ya el tacto del agua en la piel.

La antesala del amor, un aeropuerto, el reloj sumando horas, la habitación de un hotel en la que entras por primera vez con la seguridad de que nunca la olvidarás, de que todo lo que va a suceder allí será memorable, la cama y las cortinas naranjas y el suelo de madera. Y aciertas.

El deseo aplazado, soñado, perseguido, fantaseado. Asiático. In the mood for love.

viernes, 10 de abril de 2009

Mariposas en la cabeza

Cuando me da miedo la soledad, y el futuro, y descubro tentadoras posibilidades de negro al otro lado del balcón, me gusta recordarte mientras dormías, hace tanto tiempo, el más lejano de los enemigos, la más linda de las promesas. Así exorcizo la noche. El tiempo llega pero dejo de oír sus pasos. Tic Tac. Ya no existe.

Excentricidades climáticas

En la Ciudad del Norte nadie sabe que ya estamos en abril. El tiempo serpentea y se pierde. Ayer la hierba era una inmensa cama en la que dormirse bajo el sol. Hoy ha nevado al lado de los molinos de viento. Es imposible sustraerse a la belleza. ¿Estará cambiando algo, después de todo, en la Ciudad del Norte?

Una frase

La felicidad es una alegoría, la tristeza construye historias (Leon Tolstoi)

martes, 7 de abril de 2009

Un paso de gigante

- Me gustaría decirte una cosa en este mismo momento, en la cama, siete de la mañana y el trabajo esperándome al otro lado de la ciudad. Tú que te vas al fin del mundo dentro de tan pocos días. A pesar de que no nos conocemos, aunque quizás nos hayamos intuido mutua y equivocadamente.
- ¿Qué me querés decir?
- Que hay una línea ética muy fina entre acostarse con alguien, besarle, decirle cosas lindas, cambiarle la bombilla de la lámpara y añadir que en los próximos muchos, muchísimos años, no estás preparado para una relación.
- ¿Por qué? Así está todo claro desde el principio, nunca te he mentido, y todo lo lindo que te dije, lo sentía.
- Es cierto, pero me gustaría que, la próxima vez, con la próxima mujer, visto que el fin del mundo queda muy lejos de aquí, dieses un paso de gigante.
- ¿De gigante?
- Un paso lunar, más bien. Pequeño para el hombre, inmenso para la humanidad.
- Decíme.
- Me gustaría que pasases de la sinceridad a la generosidad.
- ¿Qué querés decir?
- Que cuando te topes de nuevo con una mujer linda y sensible y con ganas de enamorarse, y con muchas posibilidades de tener ganas de enamorarse de ti, además de todo, en lugar de convertirla en un cuento o en un romance, en lugar de ser sinceramente sincero en tus intenciones de no compromiso, te pares a pensar en ella. Leas detrás de sus palabras, toques con la punta de los dedos su corazón, averigües sus intenciones, le acaricies la piel de otra manera. Y si crees que las expectativas están en la puerta de sus labios, te pido que te pares en mitad del camino y no avances.
- ¿Y dejar que pase ese momento, esos días, una noche, una posibilidad?
- Lo sé. Es difícil detenerse ante un callejón sin salida, sobre todo si al final espera el deseo. Pero los pasos de gigante están cargados de luna.

jueves, 2 de abril de 2009

Peligro

“El amor es un laberinto”, dijo una mujer con gravísimos ataques místicos, Sor Juana Inés de la Cruz. Fue en el siglo XVII pero todavía sirve. Aviso a navegantes: No pierdas el rumbo, no te conformes con callejones sin salida.